“El hombre rebelde” es una ambiciosa exploración del mundo moderno desde la Revolución francesa a la Revolución rusa, pasando por el marqués de Sade, Marx, el anarquismo, Nietzsche, los nihilistas, el terrorismo y el surrealismo.
“Dos siglos de rebeldía, metafísica o histórica, se ofrecen precisamente a nuestra reflexión. […] Las páginas siguientes ofrecen una hipótesis que explica, en parte, la dirección y, casi por entero, la desmesura de nuestro tiempo.”
En el Hombre rebelde (1951), Albert Camus intenta aceptar la realidad del momento la cual considera que es un crimen lógico, y examinar precisamente sus justificaciones, es decir, un esfuerzo para comprender su tiempo. Se propone proseguir, ante el asesinato y la rebelión, una reflexión comentada en torno al suicidio y a la noción de lo absurdo. El sentimiento de lo absurdo, cuando se pretende ante todo extraer de él una regla de acción, hace al asesinato por lo menos indiferente y, por consiguiente, posible. Es esta la causa de su interés por esos temas, puesto que si no se cree en nada, si nada tiene sentido y no podemos afirmar valor alguno, todo es posible y nada tiene importancia, con lo cual queda justificado cualquier acción hecha por el hombre, sea o no justa.