No sólo fueron las guardianas de los campos sino también ciudadanas normales y corrientes.
Se suele suponer que las mujeres tuvieron un papel secundario en la historia del nazismo, y sobre todo en sus crímenes. No es verdad. Cuando los ejércitos alemanes avanzaron hacia el este, más de medio millón de mujeres jóvenes les siguieron: maestras de escuela, enfermeras, secretarias, que iban a desempeñar las más diversas funciones, desde organizar la represión en los despachos hasta colaborar directamente con las SS, tomando parte en los crímenes del holocausto. De hecho, nos dice Wendy Lower, las primeras matanzas en masa las protagonizaron las enfermeras en los hospitales, exterminando a millares de niños por la desnutrición, con drogas o con inyecciones letales.
Sorprendentemente, la mayoría de ellas escapó a los juicios y al castigo después de la derrota de Alemania, de modo que la autora ha tenido que trabajar a partir de una documentación hasta ahora no utilizada, que le ha permitido recuperar las historias personales de estas mujeres y plantearse la pregunta que da pleno sentido a su trabajo: ¿por qué mataron?