Intelectual y Filósofo francés. Está considerado, junto con Lévi-Strauss y Lacan, uno de los representantes más destacados del estructuralismo francés en lo que se refiere al análisis de las ciencias humanas, aunque siempre negó estar vinculado a dicha corriente. Marxista convencido, se propuso hacer una lectura fiel de Karl Marx a partir de la sistemática estructural, y delimitar una clara distinción entre el "primer" Marx y el "último" Marx.
Miembro de una familia de colonos franceses asentados en Argelia, cursó estudios de primaria en Argel, y después marchó a Francia para continuar los de secundaria en Marsella y Lyon. Se licenció en Filosofía y Letras en la prestigiosa École Normale Supérieure de París. El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso un parón importante en su evolución intelectual, puesto que padeció cinco largos años de cautiverio en Alemania prisionero de los nazis por ser un miembro destacado de la Resistencia francesa. Una vez finalizado el conflicto, Althusser se afilió al Partido Comunista Francés (PCF) e ingresó, en 1948, en la École Normale Supérieure como profesor titular de Filosofía.
Situado siempre fuera de la disciplina ideológica marcada por el partido, Althusser comenzó a publicar una serie de trabajos en los que proponía una renovación radical de la teoría marxista. Su primera obra, que empezó a aportarle fama de heterodoxo dentro del mundo intelectual del marxismo, fue Montesquieu, la política y la historia, de 1950. Quince años más tarde, en 1965, vio la luz la que posiblemente sea su obra más polémica e importante, Por Marx, una recopilación de ensayos publicados entre 1960 y 1964 en varias revistas del género, en su mayor parte en La Pensée.
En dicho libro, Althusser no escatima críticas ni dureza a la hora de acusar al PCF de insuficiencia teórica, así como de una serie de errores ideológicos. Althusser propuso en la obra una necesaria reelaboración de la filosofía marxista, teniendo en cuenta que para ello no bastaba con atenerse a la letra de las obras clásicas del marxismo. Sostenía que las obras juveniles de Marx, influidas por el pensamiento de Hegel y Feuerbach, no son en sí mismas plenamente "marxistas". Para demostrarlo, Althusser no tuvo inconveniente alguno en apoyarse en escritos de diversos autores no marxistas, tales como Freud, Lacan, Bachelard y Lévi-Strauss.
En esta nueva interpretación de Marx, Althusser no se ciñó solamente a problemas filosóficos, sino que ahondó también en cuestiones puramente políticas, tal como hizo al atacar a la clase dirigente del PCF, con su secretario general Roger Garaudy como blanco continuo de sus diatribas, al que acusó públicamente de buscar el apoyo teórico en las obras juveniles de Marx para establecer un diálogo con ciertos sectores intelectuales del catolicismo y protestantismo francés. Como es lógico, las ideas aportadas por Althusser encontraron fuertes censuras en el seno del PCF, aunque también contó con una legión de admiradores y defensores, sobre todo dentro de los ámbitos universitarios franceses, a cuyos jóvenes Althusser no dejó de animar para que manifestaran su repulsa contra la dirección ejecutiva del PCF.
Con la obra colectiva Para leer "El Capital" (Lire le Capital, 1965), escrita en colaboración con Balibar, Rancière y Macheray, se convirtió en el portavoz de una particular "lectura" del pensamiento de Marx, claramente antihistoricista o antihumanista y que tiende a mostrar que el análisis de El Capital, cuando se realiza a través de un modelo de tipo estructural que ve en el modo de producción capitalista un sistema totalizador de relaciones, es científico. De este modo se involucraba, desde un tono polémico, en el debate del marxismo occidental contemporáneo, reivindicando la prioridad de las obras maduras de Marx sobre sus escritos juveniles, a su juicio todavía escasamente científicos y poco conscientes del método estructural, y oponiéndose a una amplia corriente del pensamiento que basaba su interpretación precisamente en sus obras juveniles.
A partir de esta obra, su línea de investigación filosófica siguió orientada hacia la demostración de que la producción marxista era superadora del humanismo, asumiendo la dimensión de una auténtica "teoría científica" que abarcaba todas las facetas del devenir. En esa tendencia se inscribieron sus últimas producciones de peso: Lenin y la filosofía (1969), Respuesta a John Lewis (1973) y Elementos de autocrítica (1974). En Elementos de autocrítica pone en cuestión su anterior teoricismo, aproximándose a la temática de Gramsci, y revalorizando, como ya se advierte en Respuesta a John Lewis, la noción de práctica política.
Aunque él mismo se había erigido en el principal crítico de las tendencias economicistas, humanistas y eurocomunistas que afloraban en el ámbito del comunismo internacional de aquellos momentos, en todas estas obras se puede advertir una total identificación con el leninismo más radical, lo que le creó serias dificultades con la ortodoxia estalinista imperante dentro del PCF.
Su radicalismo impregnó a gran parte de las juventudes revolucionarias de la década de 1960, bastante críticas con los revisionismos e incluso con las teorías que abogaban por la coexistencia pacífica entre el capitalismo y el comunismo. Uno de los discípulos suyos más aventajados fue el estudiante universitario camboyano Saloth Sar, tristemente conocido después, a partir de 1973, con el nombre de Pol Pot, primer ministro de su país entre los años 1976 y 1979, y promotor de brutales cambios sociales que causaron la muerte de centenares de miles de personas en la llamada Revolución de los Jemeres Rojos.
El cambio en la dinámica de las relaciones internacionales en el último tercio de la década de 1970 y la progresiva disminución de las tensiones generadas por la Guerra Fría desde el final de la Segunda Guerra Mundial condicionó considerablemente la influencia de Althusser en los medios universitarios. En su última obra, Lo que no puede durar en el PCF (1978), Althusser trató la grave crisis de identidad que padecía el partido, junto con el PCI (Partido Comunista de Italia), uno de los más influyentes en Europa.
En noviembre de 1980, tras un período de inactividad de tres años alejado de la primera plana política y social de su país, su nombre apareció en los titulares de la prensa de todo el mundo por haber matado a su mujer durante un ataque de enajenación mental. Considerado por las autoridades médicas que le trataron como un enfermo mental, Althusser fue recluido en varios establecimientos psiquiátricos, donde permaneció hasta su muerte, ocurrida como consecuencia de una embolia cerebral irreversible.